Como hago a menudo los sábados por la mañana, hoy me acerqué a la biblioteca de mi barrio. Vivo en Etterbeek, barrio donde el 22 de mayo de 1907 nació Hergé, el creador de las aventuras de Tintín, Milú, el capitan Haddock y todos los demás. Y por ello, esta biblioteca lleva el nombre del conocido dibujante belga. Este edificio verde de dos plantas cuenta con una increíble sección de cómics, tanto para adultos como para los más peques.
Me gusta mucho ir a la biblioteca. Siempre me ha gustado. Me
gustaba ir a estudiar a la biblioteca central del campus de Vigo cuando estaba
en la universidad. Luego, en Oviedo, me aficioné a pasar horas en la bibliotecadel Fontán. Durante mi estancia en Arles, me hice socia de su Medithèque,
situada en el Espace Van Gogh. El edifico que alberga este espacio de encuentros
culturas fue el hospital de Arles desde el s.XVI y fue allí donde se hizo
atender Van Gogh tras cortarse la oreja durante su discusión con Gaugin.
Ahora, en Bruselas, me gusta ir los sábados a la biblioteca Hergé. Y sólo los sábados por la mañana porque es el único momento en que mis
horarios y los suyos coinciden. Y parece
que somos muchos a los que nos pasa lo mismo ya que entre las 11 y la 1 de los
sábados al biblioteca se llena de gente.
La mayor parte de estos ávidos lectores no levantan dos
palmos del suelo. Y es que no sé si se debe a las historias de Asterix, Tintín,
de los Pitufos o a las aventuras de Spiderman, Hulk y demás superhéroes, pero
la biblioteca está siempre repleta de niños cargados de libros y cómics.
No es por tanto la biblioteca más silenciosa, pero si una de
mis preferidas.
Hoy volví a casa con un cómic en francés, un libro en
español, la mítica novela de George
Orwell, 1984, en versión original y la renovación anual de mi biblioteca
favorita. Espero descubrir muchas aventuras en este 2014 que me acompañen en el
metro, el tranvía, en los innumerables parques de esta ciudad y por supuesto en
el sofá del salón.