jueves, 28 de febrero de 2013

Reciclando... ideas

Una de las cosas que me llamó la atención al llegar a Bruselas es que había bolsas de basura por todos lados. Lo primero que pensé es que los trabajadores del sector debían estar en huelga. Después reflexioné sobre el hecho de que no hubiese contenedores, solo para el vidrio. Lo de dejar la basura en la acera es algo que se hace en mi pueblo y que suele sorprender a muchos forasteros. Pues mira tú por dónde en Bruselas es igual. Las bolsas son de cuatro colores diferentes (blancas, verdes, amarillas y azules) y todas iguales.
No tardé mucho tiempo en descubrir el misterio de las bolsas, aunque me costó un poco más asimilar el sistema de recogida, ya que era muy diferente a todos los que he conocido hasta el momento. En Bruselas, la basura se saca dos días a la semana y las bolsas para reciclar otros dos. Es cierto que al principio resulta chocante ¿sólo dos días? Acostumbrados a Oviedo que tiene un sistema de recogida basuras tan ordenado y tan continuo...

La primera pregunta que te haces es: y con la calefacción, ¿no olerá mucho? Mis compañeros de trabajo me aseguraron que no y yo os lo confirmo. De hecho, a ellos les sorprendió que en España pase todos los días. Incluso una de mis compañeras hizo una observación muy interesante. Hacía un tiempo había pasado el verano en Madrid y le parecía muy molesto que todas las noches se despertara con el ruido del camión de la basura. Lo que no sabía mi compañera es que esto se debe a que hace millones de años (o más) la Tierra se formó a base de horrorosos cataclismos: los océanos embravecidos, arrasaban las costas, sepultaban las islas mientras cordilleras se venían abajo[...].  Para recordar este fenómeno, el Ayuntamiento envía todas las noches unos aparatos, denominados camiones de recogida de basuras, que reproducen bajo las ventanas de los ciudadanos aquel fragor telúrico ("Sin noticias de Gurb" de Eduardo Mendoza).

La segunda pregunta que te haces es: y si la bajo otro día la basura ¿qué pasa? Pues que está sancionado con una multa de unos 70 €. Y las ponen, porque ya me he encontrado con alguien que la ha "sufrido". Y también las ponen si no separas bien tus residuos, es decir, si reciclas "mal" (eso sí, siempre y cuando encuentren pruebas de que la bolsa es tuya, como recibos, facturas...).

Después ya te haces todo tipo de preguntas: ¿y cómo sé qué va en cada bolsa? ¿y dónde se compran las bolsas? (porque todo el mundo usa las mismas) ¿y con el vidrio, qué hago? Para todas estas preguntas y muchas más la respuesta es internet. Pues en Bruselas, o en Etterbeek (que es el barrio en el que vivo) como era de esperar se recicla de un modo distinto. Para alguien que ya ha vivido en otros países esto no resulta tan chocante ya que no es la primera vez que tengo que investigar cómo separar mis desechos. En cada sitio se recicla diferente y además el código de colores cambia.

Aquí es el siguiente:
Blanco: todos los residuos que no se pueden reciclar.
Verde: desechos del jardín.
Amarillo: papel y cartón.
Azul: envases de plástico y metal.
(Como podéis ver el amarillo y el azul están invertidos con respecto al sistema español)



El vidrio es otra historia. Hay contenedores en la calle y puntos de recogida en los supermercados. Los contenedores están divididos en: vidrio blanco (transparente) y de color (marrón y verde). En los puntos de recogida de los supermercados puedes devolver los botellines y latas de cerveza y te devuelven 0,10 € o 0,20 € (o el valor del envase) por cada uno, que puedes canjear en compras de ese supermercado. Esta es una práctica común en muchos países que fomenta la reutilización y que además nos ahorra que nos cobren el precio del envase. Al fin y al cabo nosotros sólo consumimos el liquido que lleva dentro.

Al principio, este sistema de recogidas parece incómodo y poco higiénico. Sin embargo, sí que tiene aspectos positivos. Al tener que dejar la "mierda" en casa, reflexionas sobre todos los desechos que generamos los seres humanos en una semana. No hace mucho tiempo formé parte del proyecto Tu Huella en el que intentábamos concienciar a la gente de la importancia de reducir y reutilizar nuestros residuos. Este hubiese sido un ejercicio interesante... (sobre todo porque la bolsa azul y la amarilla sólo la recogen una vez cada dos semanas: una semana el papel y otra los envases). Otro aspecto positivo es que necesitas un contenedor más grande y entonces el día que toca bajar la basura, la bolsa es lo suficientemente pesada para convencer a tu compañero (en mi caso Efrén) de que la baje él.

Cuando uno viaja y vive en otros países, se encuentra a menudo con este tipo de diferencias. Al fin y al cabo, cada comunidad, cada cultura se organiza de formas distintas. Hasta que no descubrimos otros países y culturas tendemos a ver el mundo sólo desde una perspectiva. Es lo que conocemos y por lo tanto es inevitable pensar que es la manera correcta y "normal" de hacer las cosas. Por eso, muchas veces cuando nos encontramos con realidades distintas reaccionamos con rechazo, con asombro: ¡qué raros son estos!,  por qué harán esto así en vez de asá, etc. A esta actitud de creer que lo propio, lo de tu cultura es lo más correcto y lo mejor se le conoce como etnocentrismo. Para mí, es un obstáculo que impide no sólo a las personas sino a muchos países, religiones y culturas avanzar y crecer. Lo opuesto al etnocentrismo sería el relativismo cultural, el hecho de comprender que existen múltiples realidades en el mundo, que no todos nos comportamos igual porque no percibimos las cosas del mismo modo ni nos regimos por los mismos parámetros morales y éticos. El relativismo cultural se alcanza no sólo cuando uno es consciente de esa variedad, sino cuando la acepta la validez y la riqueza de cada sistema cultural. Desafortunadamente, el ser humano suspende con frecuencia esta última parte del examen.
Es fácil respetar y entender un nuevo sistema de recogida de basuras. Otra historia muy distinta es comprender cómo piensan, sienten y actúan otras personas.

Esta entrada se la quiero dedicar a todos los compañeros (españoles y portugueses) que hicieron posible el proyecto Tu Huella/A tua pegada con los que no sólo pude reflexionar sobre reciclaje sino sobre otras muchas cosas más. Os envío a todos un fuerte abrazo desde Bruselas. 

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