sábado, 6 de abril de 2013

La liberté des uns s'arrête là où commence celle des autres

Desde hace tiempo, uno de mis temas de reflexión y de discusión preferidos es el de la identidad. Esa necesidad del ser humano de pertenecer a un lugar, a un grupo social, la necesidad de identificarse con sus "iguales", de compartir tradiciones y de sobre todo, diferenciarse de los demás. Como creo ya haber mencionado en este blog, yo me considero ciudadana del mundo, me identifico con unos y otros, y me diferencio de todos también. Por eso, ahora que me encuentro en Bélgica, un país que podríamos decir carece de "identidad nacional", quiero abordar este tema.

Para mí, una de las mayores bellezas de este mundo es la multiplicidad de culturas, de creencias, de tradiciones y de lenguas, y por tanto, todas deben ser respetadas. Desgraciadamente, estas diferencias han servido (y siguen sirviendo) como instrumento de lucha entre los diferentes pueblos.
Todos tenemos derecho a luchar por proteger nuestra cultura, a que las tradiciones y las lenguas no se conviertan en parte del pasado. Y todos, somos todos. Esta es a menudo la parte más difícil de entender ya que la liberté des uns s'arrête là où commence celle des autres.


Debemos aprender a convivir con nuestras diferencias. A priori, es lo que han hecho los belgas, o mejor dicho, los flamencos y los valones. Sin embargo, la realidad que te encuentras cuando empiezas a conocer este país es otra. Bélgica se divide en 3 regiones: Flandes, Valonia y Bruselas capital y son perfectamente diferenciables, no sólo por la lengua que se habla sino por sus tradiciones, su arquitectura, su forma de vida en general. (Otro día os hablaré de este tema).

A pesar de considerarme amante de las lenguas y estudiante de francés desde hace años, desconocía la realidad lingüística de este país. En Flandes, la lengua oficial es el neerlandés, mientras que en Valonia es el francés. Bruselas, la capital, es la única zona bilingüe del país. Además, en Bélgica existe una tercera lengua oficial, el alemán, que se habla sólo en una franja del sureste del país. El hecho de que no exista al menos una lengua común hace que muchos trámites se hagan difíciles y por tanto la brecha se hace mayor: los flamencos en Flandes y los valones en Valonia. Imaginaos la locura si tienes que mudarte a "la otra región"...

Esta división existía ya antes de nacer el estado belga en octubre de 1830, territorio que había sido objeto de conquistas e invasiones a largo de la historia, así como campo de batalla de otras naciones. Flamencos y valones aceptaron esta unión como forma de resistencia. Habían conseguido independizarse del Reino de los Países Bajos y rechazaban la idea de unirse a los franceses. Esta unión forzada no consiguió crear una identidad nacional. En 1859, después de 28 años de reinando, Leopoldo I, primer rey de los belgas, afirmaba que la Belgique n'a pas de nationalité, et vu le caractère de ses habitants, ne pourra jamais en avoir.

Puede que hubiesen conseguido una mayor unificación de estos dos pueblos de haber tratado ambas culturas por igual. Sin embargo, durante muchos años la cultura flamenca estuvo supeditada, sobre todo su lengua. La primera constitución belga se redactó en francés, ya que el flamenco se consideraba una lengua de segunda, del pueblo, como ha ocurrido con tantas otras. Por fin, en noviembre de 1898 una ley reconoce el neerlandés como lengua oficial del estado, y poco a poco irá abriéndose paso en las instituciones belgas. En 1915 se imparten las primeras clases en flamenco en la Universidad de Gante, que se volverá completamente nerlandofona en 1930.



En los años sesenta el Congo belga alcanzó la independencia. Durante muchos años, la colonia había servido de elemento unificador del pueblo belga y su independencia avivaba las ansias de autonomía de los flamencos. 

En 1961 se establece la frontera lingüística. Bélgica estaba formada claramente por dos pueblos, con una tradición y una historia distintas y que hablaban lenguas diferentes. Lo que evitó una ruptura que parecía inevitable fue la creación de un sistema federal.


Desde mi punto de vista de extranjera que vive en el país, Bruselas es la única razón que mantiene a Bélgica unida. Una capital estratégicamente bilingüe que ayuda a contener la separación. En caso de división, ¿quién se quedaría con Bruselas? Una ciudad capital de Europa, donde se hablan multitud de lenguas y no existe un identidad.

Cada uno es único en su especie, 
no hay motivo ni razón para que se desprecie,
 es el temor a la igualdad, ignorar lo diferente, 
nos separa una clase social permanente. 
(Versos del tema "El rap está contra el racismo").


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